Desde que comenzó la crisis hemos podido ver como nuestros derechos han caído, como nuestras becas han sido recortadas, como todo lo que habíamos conseguido en unos años se ha evaporado.
Angustia, dolor, resignación... quizás el pesimismo sea el sentimiento más remarcable de la vida de un adolescente cuando sus proyectos se ven truncados a causa de la gran crisis económica que atravesamos.
Cada día nuevos suicidios, más luces apagadas, más sueños que se ven destruidos a causa de los recortes. Y mientras tanto uno, al borde de la mayoría de edad, se pregunta ¿por qué todos callan? ¿a qué tienen miedo?. La verdad es que no lo sé, pero en este momento tengo la sensación de que España se nos va de las manos.
Esta situación debería de darnos fuerzas para defender lo que es nuestro: una sanidad pública, una educación digna y una justicia respetable. Es increíble que todos sepamos lo que ocurre pero que nadie haga nada.
Es hora de dar ejemplo. Ya que nuestros políticos no lo consiguen, somos nosotros los que tenemos que esforzarnos y salir adelante. Hemos de manifestar nuestro dolor y hacer que las cosas cambien, si no lo hacemos mañana puede ser demasiado tarde.
Ya nos han quitado lo poco que nos quedaba, que no nos quiten nuestra dignidad. Luchemos por un futuro digno libre de corrupción, de robos y de estafas.
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