LA BARRACA
Si en tus ojos hay capitalismo
no me mires;
no quiero disfrutar de los beneficios
colaterales de tu negocio.
La palabra, medio de protesta,
como el golpeteo de unos tacones añosos,
resuenan a pútrida rechifla
al convertirse en puro ocio.
Ante la demagogia de los valores,
de esta sociedad desdeñosa
todas las hormigas del patriarcado,
eligen ser enterradas bajo su propia losa.
A “sobra” de años de experiencia,
negando la cuarta pared,
aquel que lanza críticas huecas:
¡Está desnudo!
solo le viste corrompida ropa nueva.
Ninguna Lucha es Santa con pretextos.
Pesadillas mundanas empuñan el bolígrafo desde el silencio:
la batalla que no se elige es, simple y llana,
Guerra Impuesta.
Asistimos al sepelio de la moral,
deontología triste entre trincheras,
con falsa esperanza se adorna
bajo una nube de gas mostaza
y un libro de amor que le sentencia.
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