Cuando se derriba una costumbre,
se cae la casa en la que uno se refugia
y se necesita construir una nueva vida
o ver ,cuales piezas de dominó, como caen de una en una.
Yo estaba de okupa en principios ajenos,
metiéndome algo de "televisión" en vena para no verlo,
invisibilizando el problema a los ojos que sí ven
(los de adentro).
Me creía pusilánime e imparcial,
lo que no sabía es que ya
me había quedado sin valores;

que se había derruido mi casa,
hace mucho tiempo,
y estaba calmando mi sed con alcohol
consiguiendo tan solo deshidratar más mi sufrimiento.

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